Andalucía acumula un gran patrimonio artístico-musical en órganos de tubos, pero no siempre están bien conservados ni es posible su uso
En Andalucía hay más de trescientos órganos de tubos. Una gran mayoría está pendiente de restauración y en desuso
Recuperarlos es una tarea pendiente en la que nos adentramos en Los Reporteros
No hay dos órganos iguales. En cada uno de ellos late la maestría del organero que lo construyó, los materiales que utilizó, el lugar donde se ubicó y las huellas de quienes lo tocaron.
Originario de la antigua Alejandría, fue esencial en la liturgia durante siglos. Con el tiempo, ha ido perdiendo ese lugar y ha quedado, sobre todo, para conciertos y acompañamiento en ceremonias. Para Mozart, el órgano era el rey de los instrumentos.
Un rey con un reinado frágil. Depende de la sensibilidad de quien sepa apreciarlo como un patrimonio único que necesita ser mantenido para preservar su voz en el universo de los sonidos.
Los Reporteros visitamos la parroquia de la Oliva, en Lebrija, cuya arquitectura resume la historia del arte desde el mudéjar al barroco. Un lugar muy especial para los lebrijanos al que le faltaba recuperar su órgano.
Abraham Martínez ha sido el encargado de, cómo él dice, devolver el aliento a un instrumento que llevaba más de un siglo mudo.
En Andalucía hay más de trescientos órganos de tubos. Los considerados históricos son los construidos antes de 1850. Una gran mayoría está pendiente de restauración y en desuso. Sevilla es la provincia andaluza con mayor número de órganos y una de las zonas más ricas de Europa por la calidad de sus instrumentos. Un ejemplo son los dos órganos de la Iglesia de San Juan Bautista de Marchena, restaurados a finales del pasado siglo.
El órgano de la Iglesia de San Nicolás, en pleno centro sevillano, y uno de los más antiguos de la capital, aguarda paciente su restauración. Aquí tiene su sede la hermandad de La Candelaria.
Un año esperado porque se cumple el cuarto centenario de “Facultad orgánica”, el primer gran tratado sobre los órganos de tubos. Su autor, Francisco Correa de Araújo fue feligrés de San Nicolás y organista de uno de los grandes emblemas de Sevilla, la Iglesia Colegial de El Salvador. Éste no es el órgano que tocaba sino una joya posterior del siglo XVIII con más de dos mil tubos. Durante la remodelación del templo, hace casi dos décadas, fue desmontado y guardado en cajas. Restaurarlo era esencial para el Cabildo.
El próximo cuatro de mayo volverá a sonar. El coste de la restauración supera los doscientos mil euros, sufragados, en parte, gracias a las visitas a la Iglesia. De ponerlo de nuevo a punto se encarga el burgalés Óscar Laguna, uno de los más prestigiosos organeros. Apenas hay cincuenta organeros en España. No existen estudios reglados y el relevo generacional es complicado.
También es un instrumento de leyenda. En él sitúa Gustavo Adolfo Bécquer su historia de Maese Pérez, el organista, cuyo espectro hacía que siguiera sonando sin que nadie lo tocara.
Juan María imparte clases en el conservatorio profesional Ángel Barrios de Granada. Junto con Málaga y Sevilla son las tres ciudades andaluzas donde hay estudios oficiales de órgano. La capital granadina, además, forma parte de la Asociación de ciudades europeas de órganos históricos y cuenta con 12 restaurados.