Primera noche en el camino hacia la aldea almonteña
Es uno de los momentos más inolvidables para todos los peregrinos.
El rezo del rosario marca el inicio del descanso de los rocieros.
La primera noche en el camino hacia el Rocío es uno de los momentos más inolvidables para todos los peregrinos. Los romeros empiezan a acusar el cansancio pero las fuerzas y sobre todo las ganas y la ilusión son invencibles.
Cae la noche y miles de peregrinos acompañan a sus hermandades en el camino hacia a la aldea almonteña. Aprovechan las sombras para tener momentos de recogimiento. A la luz de las velas los rocieros rezan el santo rosario y se preparan para el descanso.
Es el momento para asearse y quitarse las flores, pero no el moño, según nos cuenta, porque el recogido a muchas debe durarle los tres días del camino. Este año la primera jornada ha sido intensa. Hasta que se meten en vereda y cogen los caminos de los pinos hay mucho asfalto y el sol es fuerte. Por eso para la mayoría la noche es el momento de prepararlo todo, asearse, cenar y, hasta que al día siguiente toque el tamboril, intentar dormir.
Algunos han subido un tramo a la carreta, pero otros han completado solo a pie la primera jornada del camino. Para todos ellos la noche trae el fresco y el descanso. También la anticipación del reencuentro con la Blanca Paloma, que esta noche ya está un poco más cerca.
