El cantante onubense presenta su nuevo trabajo que llega tres años después de 'Corazón y flecha'
Asegura que ha querido "unir a mucha gente en un sentimiento y crear un poquito de comunidad"
Convencido de que un artista tiene la obligación de "pisar donde no ha pisado" antes, Manuel Carrasco regresa este viernes con un nuevo disco "revolucionario" no solo en lo musical, sino por su llamamiento a "sentirnos más fuertes como individuos y como pueblo" en un mundo en zozobra.
"Estamos en una época de mucho mensaje para dirigir a la gente, con muchas noticias falsas y una batalla de poder continua, con el dinero comandando todo el rato. Entonces creo que es importante que estemos fuertes nosotros mismos para decidir con criterio propio", explica ante la salida de 'Pueblo salvaje II' (Universal).
Este noveno álbum de estudio llega tres años después de 'Corazón y flecha' (2022), con el que cerró "una trilogía" y constituye un proyecto "conceptual" con el que ha querido "unir a mucha gente en un sentimiento y crear un poquito de comunidad".
Dice en ese sentido que "los hijos y la experiencia" le han hecho "más sensible" aún a lo que sucede en el mundo ("Lo que nos pasa a todos los que tenemos un poquito de conciencia colectiva", añade), pero que no quiere "predicar" nada y que buena parte de este álbum nace de sentimientos personales que se cuenta a sí mismo primero y que, al compartirlos, hace que nos sintamos menos solos.
Su mayor enemigo
En su diálogo personal destaca 'Enemigo nº 1', con el que cierra el álbum. "Mi enemigo número 1 soy yo mismo. Es un melón que me ha acompañado toda mi vida. En el fondo es triste cuando lo eres y te asesinas continuamente, pero al darte cuenta te empiezas a curar un poco", confiesa.
"Soy consciente de que soy un afortunado, que hago lo que me gusta y me siento reconocido, pero en muchos momentos no las tengo todas conmigo y es jodido sentirte derrotado de una manera injustificada", lamenta quien ha llegado a actuar ante 70.000 personas a la vez y reconoce el peligro de quedarse enganchado al aplauso: "Es como el anillo de poder de 'El señor de los anillos'".
Precisamente en un tema titulado 'Tengo el poder' habla de ataduras y de quien en el pasado le cerró puertas, "no una persona, sino muchas", pero lo canta "sin ánimo de revancha", para recordar nuestra fuerza interior.
"No hay una sensación peor que sentirte derrotado cuando has escogido la carta de otro. Por lo tanto, aunque sea complicado, es importante apostar por uno y decidir", destaca, tras subrayar "que el éxito no te libera de esa lucha".
Orgulloso de su acento
Omite las razones del 'II' al final del título (ya que de momento no hay un 'Pueblo salvaje' a secas). "No puedo dar esa explicación, pero la habrá. Puede ser más amplia esta saga", indica misterioso.
En lo musical, se percibe un afán por "evolucionar" y un intento por reunir raíces diferentes, de ahí el tránsito en los interludios entre el cante "salvaje" de Paco Toronjo y un cántico de nativo americano, con una particular incursión por ejemplo en la salsa ("Que también es una música que tiene su origen en el pueblo", argumenta) y con su acento onubense más libre que nunca.
"Y me alegro que sea así, que haya ciertas barreras que se caigan porque cuando somos más auténticos, somos más felices y además liberamos a mucha gente. Porque todos los que tenemos un acento marcado hemos sentido (el estigma) como de que se pierde valor. Y eso está mal", subraya.
Otra gira enorme tras las multas del Bernabéu
Para presentar el disco, este 17 de mayo arrancará en el Nuevo Estadio La Cartuja de Sevilla una gira que promete ser aún más enorme que la anterior, que ya lo coronó como el artista que más público reunió en España en 2023.
"Estamos vendiendo incluso más entradas", revela ante un "tour" también conceptual en torno a la idea de "pueblo salvaje" y que ha "elevado nuevamente la apuesta" en todos los aspectos. "Tengo una oportunidad única de hacer conciertos grandes y no sé por cuánto tiempo, por eso intentamos darlo todo", argumenta.
En ese punto, reconoce su descontento con las multas que le impusieron por los ensayos y el concierto en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid del pasado verano, que ya fueron pagadas y se encuentran recurridas.
"Cuando tú haces un concierto para 60.000 personas, todas tienen que escuchar el concierto. No puedes decir justo antes de empezar el concierto: 'No subas el volumen', máxime cuando vendimos las entradas antes de que se supiera que había problemas con la insonorización. El público no puede ser el perjudicado, pero el problema es que los perjudicados al final hemos sido yo como artista y el equipo", denuncia.