Cerdán no estaba en el Gobierno pero fue el muñidor que cosió los acuerdos que permitieron a Sánchez seguir en la Moncloa.
Desde Zapatero hasta Montero o Bolaños suenan como sustitutos tanto en el PSOE como en el Gobierno.
Santos Cerdán, hasta ahora número 3 de los socialistas y persona clave y de máxima confianza de Pedro Sánchez se ha encargado de asuntos de máxima responsabilidad relacionados con la gobernabilidad. El papel de Cerdán fue clave en la investidura de Pedro Sánchez, porque fue él quien negoció en Bruselas con Carles Puigdemont, el líder de Junts, tratando de lograr su votos o las abstenciones necesarias. También afrontó las negociaciones con Bildu para conseguir los apoyos que necesitaba Sánchez para su investidura.
La vicesecretaria general de los Socialistas y vicepresidenta primera, María Jesús Montero, intentaba hace solo unas horas circunscribir las acciones y responsabilidades del ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, únicamente al ámbito del partido.
Ese puede ser un dato, pero el relato es bien distinto. Y aunque es cierto que Santos Cerdán no tenía un cargo en el Gobierno de Pedro Sánchez, lo cierto es que Sánchez no habría tenido un Gobierno sin Cerdán. En estos momentos, está en el aire la interlocución con los socios parlamentarios que sostienen a Sánchez en La Moncloa: los independentistas de Junts per Catalunya, Esquerra Republicana de Catalunya, el Partido Nacionalista Vasco o EH Bildu, entre otros.
Aunque el presidente del Gobierno ha asegurado que será él, en persona, quien mantenga el contacto con todos los grupos, el vacío dejado por Cerdán está ahí. El exsecretario de Organización del PSOE no pertenecía al Gobierno, pero hizo realidad acuerdos delicados para Sánchez. Estrechó lazos con Junts, y es inolvidable su imagen sentado junto al líder independentista catalán huido de la justicia, Carles Puigdemont. Con Cerdán llegó el acuerdo con los independentistas.
Cerdán solo estaba en el PSOE, no en el Gobierno, pero trabajó para cimentar la legislatura, apostando por normalizar a EH Bildu como un aliado más para mantener a Sánchez en La Moncloa. Tampoco le tembló la mano para pactar con la formación de Arnaldo Otegi y lograr que su amiga personal, María Chivite —quien ahora derrama lágrimas por Cerdán—, volviera a la presidencia de Navarra.
Desaparecido Santos Cerdán de las tareas de interlocución con los socios parlamentarios para garantizar el apoyo a Sánchez, el presidente tendrá que elegir a alguien en el partido y/o en el Gobierno que pueda alcanzar el nivel de confianza que Cerdán tenía con estos partidos. Entre los nombres posibles figura el expresidente y ex secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, quien mantiene una fluida comunicación con el líder de Junts, prófugo de la justicia, Carles Puigdemont.
En el Gobierno de Sánchez, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, podrían asumir estas funciones, aunque su experiencia en la negociación con los partidos que sostienen al Ejecutivo es limitada.