Se buscan espeteros en la Costa del Sol

En la Costa del Sol hay un oficio que huele a humo, a sal y a mar. Es el del espetero, esa figura casi mágica que transforma unas sardinas y una caña en uno de los sabores más auténticos de Málaga. Pero aunque el espeto sigue siendo un reclamo turístico y gastronómico, el oficio de espetero se está apagando.

En Málaga es una tradición centenaria que se remonta a finales del siglo XIX: espetar la sardina. Clavarlas en una caña, rociarlas con sal y asarlas en una barca junto al mar. El deseo por probar los espetos malagueños sigue tan vivo como siempre, pero el oficio de espetero se está perdiendo.

Miguel León es la excepción que confirma la norma. Siguió los pasos de su padre, reconocido espetero, y mantiene viva la llama de su legado.

Continúa con la tradición y se gana la vida ejerciendo un trabajo que se ha convertido en un arte escaso y muy apreciado.
Aunque faltan manos jóvenes y relevo generacional, ese incentivo, también económico, puede ayudar a preservar una de las señas de identidad de la Costa del Sol.