La organización agraria ha recabado datos de las distintas comarcas andaluzas.
La bajada se observa sobre todo en el olivar tradicional, como consecuencia de la vecería y de la plaga del prays.
Un estudio reciente sobre la producción de aceituna, elaborado por la organización agraria COAG, recoge una pérdida generalizada de cosecha con respecto al año pasado.
Con los datos proporcionados por las comarcas andaluzas, la organización advierte de casos extremos que alcanzan una caída del 30 y del 40 por ciento en zonas concretas de Jaén y Córdoba.
El secretario general de COAG Andalucía, Juan Luis Ávila, apunta a que estos casos de pérdida de cosecha se dan principalmente en el olivar tradicional, como consecuencia de la vecería y, sobre todo, del ataque generalizado de la plaga del prays. Ávila cuestiona de este modo informaciones que, según denuncia, tienen como finalidad influir en la caída del precio del aceite de oliva.
En este sentido, ha explicado que, aunque todavía quedan meses decisivos, especialmente el otoño, la mayoría de provincias podría tener "una cosecha menor o, en el mejor de los casos, similar a la pasada campaña".
Es una estimación que COAG-A ha hecho después de realizar un análisis de la situación del olivar andaluz, a pie de campo, contactando con los productores, quienes han trasladado cómo se encuentran los olivares a día de hoy.
Empezando por la principal provincia productora, Jaén, la vecería y el calor "están dejando cifras preocupantes". En concreto, en zonas como la Sierra Sur (Alcalá la Real, Alcaudete), los olivareros hablan de hasta un 30 por ciento menos de cosecha, mientras que en Mancha Real prevén un 60 por ciento de la producción respecto al año anterior debido a una floración irregular y la amenaza del prays.
En La Loma, Torreperogil y Villacarrillo las mermas se sitúan entre el 30 y el 40 por ciento, y en zonas como Andújar están especialmente afectadas en los secanos por el mal cuaje, mientras que en las zonas húmedas el repilo ha debilitado mucho el arbolado.
En Córdoba, los agricultores también señalan a la vecería, el calor y la fuerte presión de plagas como actores responsables de una menor producción de la esperada inicialmente, aunque subrayan la importancia de las lluvias otoñales para terminar de definir la producción.