Cuando un padre descubre que su hijo necesita un trasplante desde el nacimiento, cada día cuenta.
Algunos padres conocen desde el nacimiento de su hijo la necesidad de un trasplante. Más allá de todo lo que esto implica, su esperanza depende de la generosidad de otro ser humano, porque un órgano no tiene precio: no se compra, se dona.
Cuando un padre descubre que su hijo necesita un trasplante desde el nacimiento, cada día cuenta. Pero su esperanza de vida depende de la generosidad de otra familia que, en un momento de dolor, decida donar el órgano de su hijo fallecido .
En muchos casos, son solo los padres quienes pueden autorizar la donación del hijo, dado que no es ninguna acción comercial, sino altruista .
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