Durante una misión a bordo del buque Falkor, los investigadores lograron acceder a una red de cavidades volcánicas mediante el uso de robots submarinos y sensores de alta tecnología. En este entorno extremo, donde la luz solar no llega, detectaron organismos adaptados que subsisten gracias a la quimiosíntesis, un proceso que convierte compuestos químicos en energía. El descubrimiento, que ha sido dado a conocer a través de un artículo en Nature, revela una biodiversidad que redefine los límites conocidos de la vida en la Tierra. Entre las especies observadas destacan gusanos tubícolas gigantes, caracoles especializados y bacterias simbióticas que forman parte de una red ecológica autónoma. Este ecosistema prospera gracias a la actividad geotérmica, sin depender de la fotosíntesis.