No se trata de un proceso continuo ni estable. Los núcleos de plomo no colisionan de forma directa, sino que pasan muy cerca unos de otros. Esa distancia mínima es suficiente para desencadenar un intercambio de fotones que produce lo que los físicos denominan disociación electromagnética. La eliminación de uno o más protones da lugar a elementos distintos, como mercurio, talio o, de forma menos frecuente, oro.