El español fulminó al italiano para ganar su séptimo Masters 1000 y llegar muy entonado a la defensa de Roland Garros.
El italiano, de regreso tras su sanción por dopaje, vivió una vuelta soñada hasta que topó con Alcaraz en la final.
El español Carlos Alcaraz, que recuperó el número 2 del mundo esta semana, arrasó este domingo al italiano Jannik Sinner, número 1 del circuito, y conquistó el Masters 1.000.
El tenista español Carlos Alcaraz doblegó (7-6(5), 6-1) este domingo al italiano Jannik Sinner para ser campeón del torneo de Roma por primera vez, su séptimo ATP Masters 1000 y 19º título de su carrera, manteniendo a raya al número uno del mundo en su casa.
La arcilla romana volvió a ser el escenario de una batalla de alto voltaje entre dos de los talentos más prometedores del tenis mundial: Carlos Alcaraz y Jannik Sinner. La rivalidad entre ambos, que ya apunta a ser el eje dominante del circuito durante la próxima década, vivió un nuevo capítulo tras la reaparición del italiano, sancionado por dopaje, y el despliegue arrollador del español, que ya manda por 7-4 en el historial de duelos directos.
Alcaraz, con una marcha más y un instinto competitivo intacto, volvió a demostrar por qué es uno de los grandes favoritos en cada torneo que pisa. El murciano se llevó el triunfo con solvencia, encadenando su cuarta victoria consecutiva ante Sinner y confirmando su dominio reciente en esta rivalidad de altos vuelos. El italiano, por su parte, regresaba a las pistas tras tres meses de inactividad, pero lejos de desentonar, ofreció una versión combativa que evidenció su ambición intacta y su capacidad para resistir el pulso de los grandes escenarios.
El primer set reflejó un respeto mutuo palpable: ambos forzaron cada punto al límite, sin regalar nada. Sinner llegó a salvar una bola de ‘break’, signo de su capacidad de resistencia incluso en situaciones límite. Pero fue Alcaraz quien terminó imponiéndose con más temple en los momentos decisivos, acelerando cuando más lo requería el partido.
Roma fue testigo no solo del triunfo del español, sino del regreso de una rivalidad que ya trasciende el marcador. Con estilos distintos pero una misma hambre de gloria, Alcaraz y Sinner parecen destinados a escribirse mutuamente el futuro en las grandes citas del tenis.