Los Reporteros recorre el legado de un hombre que cambió la iglesia y la acercó a los más desfavorecidos.
Un papa que no se ha puesto de perfil en ningún asunto.
El Papa Francisco ya descansa en la Basílica de Santa María La Maggiore, fuera del recinto vaticano. Una más de las tradiciones rotas por el pontífice, fallecido el pasado lunes a los 88 años de edad después de doce de papado. A su funeral han asistido más de doscientas mil personas y delegados de 148 países, entre ellos, los Reyes de España pero también líderes muy críticos con él como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump o el argentino Milei. Representantes de colectivos de personas vulnerables han sido los últimos en despedir a un Papa fiel a su compromiso social.
Nunca los cardenales habían llegado tan lejos en la búsqueda del sucesor de Pedro. Por primera vez, y sin salir del cónclave, habían cruzado el Atlántico hasta llegar a Latinoamérica para recalar en la capital Argentina, en Buenos Aires. Allí encontraron al cardenal jesuita Jorge Mario Bergoglio. Era el 13 de marzo de 2013 y habían pasado trece días de la histórica renuncia de su antecesor, Benedicto XVI.
Todo sonaba diferente en el nuevo Papa. La elección de su nombre, Francisco, en honor del santo de los pobres, y sin añadirle número ordinal; la decisión de vivir fuera del palacio vaticano y, sobre todo, sus formas.
Apreciado por unos y rechazado por otros, tanto dentro como fuera de la Iglesia. Porque el papa Francisco no ha querido ponerse de perfil en ningún tema de calado de la sociedad de hoy: desde el cambio climático a las migraciones, pasando por la homosexualidad, el papel de las mujeres, la guerra o la desinformación. A nadie ha dejado indiferente el papa que fue buscado casi al fin del mundo.
Ocho de julio de 2013. El Papa Francisco visita la isla italiana de Lampedusa. Era el primer viaje oficial de su pontificado y quiso ir allí porque le conmovió el naufragio de una lancha con inmigrantes a bordo.
Fue el primero de muchos gestos y de muchas palabras a favor de los migrantes. Como su visita al campo de refugiados de Lesbos, en 2016, en plena crisis migratoria por la guerra en Siria y de la que regresó al Vaticano con tres familias de refugiados. El Papa ya navegaba a contracorriente en un mundo cada vez más cerrado a la migración.
Quizás porque sabía de primera mano la dureza de dejar la tierra de nacimiento para buscar un futuro. Jorge Mario Bregoglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936 y era hijo de un inmigrante italiano, empleado de ferrocarril, y de un ama de casa, hija a su vez de italianos. En 1957, decidió hacerse sacerdote e ingresó como novicio en la Compañía de Jesús. Fue en 1992 cuando Juan Pablo II lo nombró arzobispo y cardenal en 2001.
Entre medias, vivió años de intensa formación y trabajo. Quedó muy marcado por la Dictadura argentina. Bergoglio organizó una red clandestina para ayudar a huir a opositores al régimen pero también hubo quien le señaló por no haber hecho más. Cuando fue elegido papa, con 76 años, toda la biografía de aquel pontífice llegado del hemisferio sur se miró con lupa pero aún más exhaustiva ha sido la mirada sobre su personal manera de ejercer el papado, ahondando en asuntos cruciales.
Una actitud que le convirtió, también, en pionero en la defensa del Medio Ambiente. Francisco ha sido también el papa que ha nombrado por primera vez a una mujer al frente de las órdenes religiosas eclesiales, la monja Simona Bambrilla y a otra al mando de la administración del estado vaticano, Raffaella Petrini pero había quien esperaba que su pontificado supusiera un paso más allá en el papel de la mujer en la Iglesia Católica.
Francisco ha hablado siempre alto y claro. Y si Benedicto XVI fue el papa que puso el Vaticano en las redes sociales, Francisco ha sido quien las ha utilizado para transmitir su opinión y su mensaje evangélico.
A través de las redes, por ejemplo, se dirigió a los afectados por el volcán de la Palma. Una manera de estar con España, un país que nunca visitó oficialmente, pero al que quiso acompañar en los momentos más complicados como la tragedia causada por la Dana
El papa Francisco ha liderado la Iglesia en tiempos complejos en los que la humanidad se ha puesto a prueba con una pandemia… y con guerras en Europa y en Oriente Medio que han sacudido el orden mundial
Su papado ya forma parte de los libros de historia. Quien le suceda, el líder 267 de la Iglesia Católica, tendrá que afrontar el recuerdo de su carisma, de su palabra comprometida y optar por continuar o romper con su legado. Más de cien cardenales con derecho a voto tendrán la última palabra.