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Los Reporteros analiza la figura de León XIV, un papa en la encrucijada

Con una puesta en escena más clásica que Francisco, Prevost repitió dos palabras que son una declaración de intenciones: paz y puentes.

En Los Reporteros analizamos quién es y qué se espera de este agustino de 69 años que ya lidera la Iglesia Católica.

CANAL SUR MEDIA 11 mayo 2025

La fumata blanca que anuncia la elección de un nuevo pontífice está programada para durar, exactamente, siete minutos. En ese tiempo, y mientras el alborozo recorre la plaza de San Pedro, un cardenal recién designado, pero cuyo nombre el público aun no conoce, acepta solemnemente el cargo y en la llamada Habitación de las Lágrimas elige una de las tres sotanas de diferentes tallas previstas, por si acaso. Luego, acude a la Capilla Paulina para rezar en solitario. Naturalmente, nada de esto puede verse. La ceremonia tiene sus propia intimidad. Y su momento culminante.

Y el caso es que, minutos antes de que se descorrieran los pesados cortinajes del balcón de la logia y León XIV saludara a sus fieles, muchos todavía pensaban que el nuevo pontífice no sería quien ha sido, si no Pietro Parolin, hasta ahora Secretario de Estado del Vaticano. O eso decían las quinielas que circulaban por Roma. Pero no fue así, lo que vino a corroborar una vez más el viejo dicho según el cual “quien entra al cónclave como Papa sale del cónclave como cardenal”.

Hoy sabemos que las negociaciones previas al cónclave y la discusión definitiva en la Capilla Sixtina giraron en torno a la figura de un “tapado”, un candidato quizá previsto con antelación por el propio papa Francisco: el cardenal estadounidense Roberto Francisco Prevost Martínez, agustino de 69 años, natural de Chicago, de madre española y vinculado durante cuarenta años al Perú, donde ejerció como misionero y llegó a ocupar la vicepresidencia de la conferencia episcopal del país andino.

Como prior de los agustinos visitó Andalucía en tres ocasiones, la primera vez en 2007 un periplo que le llevó a Sevilla, Málaga y Huelva.

De forma que, que por segunda vez, un papa hispano-hablante ocupará la silla de San Pedro.

Del primer mensaje a los fieles se deducen además algunas claves del rumbo que podría tomar su pontificado: “paz” fue la palabra más repetida y “puente” la metáfora más utilizada.

Lo que se ha interpretado como una llamada al entendimiento interno entre conservadores - que rehúyen de las reformas emprendidas por Francisco - y los reformistas, que apuestan por profundizar en ellas; dos sectores antagónicos que protagonizan una clara división en el propio seno de la iglesia católica.

Continuidad pero sin estridencias. El nuevo pontífice parece querer evitar la colisión con los sectores más conservadores de la Curia. De hecho, apareció en el balcón de la logia con un atuendo papal clásico. A diferencia de la sencillez que mostró Francisco en su proclamación, León XIV recuperó la muceta roja sobre los hombros, el roquete, la estola bordada y la cruz pectoral de oro.

A partir de aquí, se inaugura un pontificado complejo en un mundo en rápida transformación. El papa Francisco entreabrió la puerta de nuevos caminos y afrontar cada uno de ellos es el principal reto al que se enfrenta León XIV.

No es solo teología, misión pastoral y política interna: La elección del papa se define también por pequeñas alegrías, como la de este colegio agustino de Morón; algunas casi secretas, como la que se vive en este convento de clausura de las agustinas, en pleno centro de Sevilla.

El pontificado que acaba de comenzar y que ilusiona a los fieles, parte sin embargo de una encrucijada: apostar por una iglesia abierta a un mundo cambiante o salvaguardarla cerrándola sobre si misma. El tiempo dirá cual será el resultado de la tarea que a León XIV le ha sido encomendada.

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