Los 133 cardenales electos se encerrarán en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco.
El personal que asistirá al cónclave presta juramento para guardar absoluto secreto de todo lo que ocurra puertas adentro.
Este miércoles 7 de mayo comienza en el Vaticano el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco. Las puertas de la Capilla Sixtina se cerrarán para que los 133 cardenales electos no puedan tener contacto con el exterior durante sus deliberaciones. La primera votación será el mismo miércoles por la tarde.
Una de las preocupaciones es evitar cualquier fuga de información. Todo el personal, eclesiástico o laico, desde los ceremonieros a los ascensoristas, que estarán vinculados en la organización del cónclave prestan este lunes juramento para guardar absoluto secreto de todo lo que ocurra puertas adentro.
Todas las personas que participarán en el cónclave a partir del día 7, aprobadas por el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, y los tres cardenales asistentes, de acuerdo con la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, deben prestar y firmar el juramento a las 17.00 horas (15.00 GMT) en la Capilla Paulina.
La medida afecta al Secretario del Colegio Cardenalicio, al maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y a los Ceremonieros Pontificios, pero también a médicos y enfermeras, ascensoristas del Palacio Apostólico, personal encargado de los servicios de comedor y limpieza o incluso al personal de floristería y los servicios técnicos, así como al coronel y a un mayor de la Guardia Suiza Pontificia destinados a la vigilancia en las inmediaciones de la Capilla Sixtina.
Después de ser instruidos sobre el significado del juramento, deberán pronunciar y firmar personalmente la fórmula prescrita ante el camarlengo. Al jurar confidencialidad significa que no podrán revelar nunca, lo que ven o escuchan. La fórmula del juramento, que será un acto privado, lejos de cámaras y periodistas, es solemne y conlleva, en caso de incumplimiento, la excomunión.
Mientras tanto, los cardenales llegados ya a Roma celebran una doble congregación general de preparación del cónclave, durante el lunes y el martes, para seguir acercando posturas y para debatir acerca del rumbo que tomará la iglesia católica durante el nuevo pontificado.
El cónclave que llevó a la elección de Francisco duró dos días.